Le dio a probar un trozo de lo que era, y casi se muere del gusto. Quiso
probarla de nuevo, pero no pudo ser. El instinto le exigió que escondiera aquel
deseo, so pena de padecimientos eternos y vagas promesas de tranquilidad. El
cansancio por la espera, la evidencia de la propia estupidez…meses después, el
silencio se apoderó de todo.
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