lunes, 3 de junio de 2013

PALPITACIONES


La contemplación de cualquier resto de belleza, por nimia que fuera, castigaba sus ojos de tal manera que le obliga a cerrarlos. No le educaron para eso. Así las cosas, aprovechaba la noche para sostenerse en el aire y poder disfrutar de las alturas estrelladas, de la indomable raíz oscura de esas que levantan las aceras, y del inoxidable olor del acero. Con todo, apenas si podía dominar las palpitaciones que sacudían sus entrañas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario