sábado, 12 de octubre de 2013

A LA LUZ DE UNA LÁMPARA

Lento, parsimonioso, un beso con visos de eternidad se estaba gestando a la luz de una lámpara cuyos deshilachados destellos de tonos ocres y turquesas aportaban a la estancia una calidez innecesaria. Durante mucho tiempo no encontraron razón alguna que justificase separar esa mezcla perfecta de lenguas, labios y saliva en movimiento. Cuando abrieron los ojos la lámpara seguía ahí, pero su mundo era otro.

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