miércoles, 30 de octubre de 2013

HASTA LOS GUSANOS LLORARON



Digan lo que digan por ahí, andar vago y escaso de memoria para indagar en el por qué de las cosa, no evita las amarguras esenciales. Su caso no fue una excepción: ni su elegancia extravagante, ni los excesos de alegría,…llegó un momento incomprensible en que no había nada que la separara del barro. Fue tan triste aquella muerte, que hasta los gusanos lloraron.

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