domingo, 30 de marzo de 2014

MALEVOLENCIA

Tenía una fantasía tan alejada de todo lo natural, y era capaz de crear en sus labios una sonrisa tan bella y tan inocente, que el pasmo cundía entre aquellos corazones sensibles que tenían la suerte de compartir con ella diez minutos de su existencia. Bien es cierto que su sistema lógico dejaba mucho que desear y que las contradicciones de sus breves discursos se multiplicaban dibujando órbitas elípticas entorno a una cabeza, la suya, que aparecía a todos los efectos como centro de todo el universo conocido. Por las noches padecía conflagraciones de sueños y colores que la sumían en una especie de insomnio permanente y profundo. Nadie sabe por qué, sufrió en exceso de la malevolencia ajena.

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