sábado, 8 de marzo de 2014

TEDIO


Siendo como era una persona de normal aburrida, tenía el defecto de ofrecerse a sí mismo como motivo principal de conversación, de forma tal que, sin pretenderlo, propagaba su hastío entre el cada vez más escaso ramillete de tertulianos que, a esas horas de la tarde, habían aguantado los rigores del calor, la sobremesa y el tedio. Hierático por convicción, una sonrisa pareció insinuarse en su boca cuando, por fin, el último superviviente dio un cabezazo sobre la mesa recubierta con un mantel de fino hilo portugués.

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