domingo, 10 de agosto de 2014

ÁNGULO DE TIRO


A pesar de no tener buena consideración sobre si mismo, al punto de poder llegar a odiarse, no por ello dejaba de cultivar con cierto esmero y minuciosidad ciertas prácticas propias de su especie. Soñar era una de ellas. Caminaba no se sabe cómo ni por qué a través de un paisaje carbonizado y ruinoso donde todo era silencio, un camino a lo largo del cual habían colocado fragmentos de seres humanos que semejaban figuras rotas, asombrosamente bien conservadas para el lugar y la ocasión. No es que la imagen fuera inquietante por sí misma (ya la había visto en otras ocasiones y lugares), pero lo cierto es que no le debió gustar del todo porque se despertó sudoroso y sobresaltado. Adaptarse de nuevo al estado de consciencia le llevó unos segundos. Se incorporó del catre y, después de calzarse la botas reglamentarias, salió al patio de la unidad dispuesto a afinar el ángulo de tiro del mortero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario