jueves, 7 de agosto de 2014

EL LÓBULO DE SUS OREJAS


Quizás sea el incansable frenesí de la nostalgia, o el polvo de las promesas amortajadas en ese amasijo tan especial de tiempo y palabras apenas susurradas, o la presencia fantasmal que cada noche hace revivir en la almohada el perenne soniquete su respiración, quizás...pero no importa.  Lo único cierto es que abdicaría con gusto de todos los universales, eternidad incluida, con tal de despertar a su lado y acariciar un día más, un solo día más, el lóbulo de sus orejas.

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