domingo, 3 de agosto de 2014

PUERTA GIRATORIA


Apenas si había introducido medio cuerpo en la puerta giratoria del hotel cuando, en un gesto instintivo, volteó la cabeza hacía atrás y percibió con claridad un atisbo de mirada que traspasó sus pupilas y estalló en alguna parte de su cerebro. Lo cierto es que aquella mirada contenía las dosis justas de desapego y dulzura que más adelante iban a hacer posible el reencuentro y la gozosa aniquilación.

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