Tanto sol se desmigó sobre su cabeza, que terminó la tarde con los
ojos irritados y la corteza cerebral como cocida en su propia salsa. Sentía
sobre sus ojos el peso de la tierra sin techo y un frío injustificable en la
planta de los pies. Aquella tarde, sin pretensión alguna de que sirviera de
precedente, se colgó del árbol que dormitaba junto al tobogán del parque. Fue
como un golpe de vacío. De pronto notó a su alrededor un desfonde profundo, y
se sintió caer. Inmóvil, hundía y hundía su cuerpo en el aire, hasta que el
aire dejó de existir y sintió flotar su cuerpo entero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario