Llegó como huido de otro mundo, y no terminaba de adaptarse bien a
los sinsabores que proliferaban en este. Claro que ¿a qué se viene al mundo? Aun
sin saber a qué demonios se viene a este mundo, llegó a la conclusión de que su
caso encajaba perfectamente con el perfil del náufrago vulgar. Varias veces
estuvo en un tris de ahogarse, padecía con regularidad fiebres de caracola y
ensueño, y a punto estuvo hoy de perecer por los rigores de una sed extraña.
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