Cuando la risa nos da cuenta del mundo el vacío deja de ser tal y
todo parece enorme, sublime. Pero lo normal no es eso. Lo corriente es que la
vida aparezca ante mis ojos como contenida, como una sucesión de hechos
simples, naturales, prescritos, de modo que no fuera posible vivir de otra
forma lo que me ha sido dado vivir. En otras ocasiones me asalta el vértigo. Sueño
que sueño con la posibilidad de amar, lo que no deja de ser señal inequívoca de
que estoy a punto de despertar o que me estoy convirtiendo en un poeta baboso. Son
momentos en los que expresar lo evidente se me antoja una tarea grave e
insoportable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario