domingo, 15 de febrero de 2015

OBCECACIÓN


Esa obcecación insana por pasar al instante siguiente costara lo que costara, le situaba de continuo al borde mismo de la locura. En el sanatorio lo sabían. Siempre ocurría lo mismo. Más o menos a eso de las diez algo reventaba en su cerebro. En su cabeza tenía lugar una especie de big bang encefálico y las neuronas comenzaban a expandirse por todo el espacio inter craneal a una velocidad de vértigo. A las diez y diez le pinchaban y de sus ojos glaucos nacía una luz cálida y cercana a las estrellas. A las diez y quince un rumor de voces sordas le invitaba a regresar al abismo de la noche y el silencio. Sin voluntad, loco por fin, obedecía el mandato.

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