Creció en su cabeza un bosque enano y miserable, una especie de
teatrillo o retablo mal montado y peor escrito que, en opinión del propio
autor, bien pudiera ser la versión descabellada de un molesto sueño de verano.
El caso es que, a lomos de un nutrido grupo de neuronas holgazanas, el mal
sueño creció, y aquella noche, la primera, mal parieron las embarazadas y
fueron innumerables las parejas que, en medio de llantos y quebrantos
indescriptibles, se abandonaron para siempre.
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