A
contraluz, el borroso reflejo de su imagen sobre el agua helada venía a ser
algo así como una metáfora de su propia vida: un algo que olía a animal y que,
con aspecto de mariposa lunar, parecía flotar en el aire en medio de una nube densa
y vaporosa; un algo oculto en medio del silencio, cómodo en su destierro, que
no necesita ser nombrado para formar parte de una realidad que, por momentos,
se le antojaba imposible.
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