Buena
parte de su modus vivendi tenía su origen en el método inductivo, y así, de
caso en caso, de experiencia en experiencia, los fracasos se fueron acumulando
en la mochila del vivir. En lo referente a la comida, sin embargo, su
comportamiento tenía su origen en una manera deductiva de razonar, de forma que
no comía porque había perdido las ganas de vivir. Tanto en unos casos como en
otros, adoptaba una apariencia de felicidad tal que resultaba, cuanto menos,
sorprendente.
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