miércoles, 21 de mayo de 2014

VARIACIONES GOLDBERG


Llevaba tres días auscultando en el aire la misma melodía que escuchaba el tipo del silencio de los corderos, en esos momentos tontos de la tarde en los que se afanaba cosiendo unos cueros con otros para confeccionar su traje a medida. Así pues, las variaciones Goldberg resonaban melodiosas y dulces en la inmensa pequeñez de su cabeza, de modo que durante un tiempo tuvo la falsa sensación de que se había liberado de los recuerdos; para más inri, el descubrimientos de que aún era capaz de llorar le produjo una sensación de paz y de tranquilidad definitiva, extraordinaria.

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