jueves, 15 de mayo de 2014

ESTÉRILES


La neblina, que se deshacía en minúsculas volutas de almidón grisáceo, dejaba ver los cuerpos de aquellos seres científicamente diseñados para soportar un tipo de desamparo que parecía infinito. Se trataba de una maldición adornada de progreso y comodidad que los volvió estériles, de modo que, de ahí en adelante, resultaron ser prolíficos sólo en palabras. Arremolinados entre murmullos y voces de temor, se les notaba preocupados por quiénes serían los encargados de llevarse a sus muertos.

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