domingo, 11 de mayo de 2014

LA MATANZA QUE SE AVECINABA


Toda la realidad, toda, se encontraba en unas condiciones lamentables. La voluntad de actuar en cualquier sentido había desaparecido de la faz de la tierra. Sólo quedaban cuerpos que, víctimas de sí mismo, deambulaban medio muertos sin que nadie pareciera tener los arrestos suficientes para dar por finalizada una existencia dolorosa y, en el mejor de los casos, anodina e inútil. Con todo, el rubor que a modo disfraz cubría sus rostros no les impedía intuir el olor de la matanza que se avecinaba.

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