Mientras repasaba no sin cierta desidia un viejo álbum donde coleccionaba
atardeceres que alguna vez salpicaron su retina, se vio asaltado por una
salmodia de imágenes dispares que, llegadas del recuerdo, contemplaron mudas el
espectáculo de su amor. Pero algo en él se resistía a mirar atrás. En su cabeza
bullían besos entretejidos de palabras y saliva que nacían al calor de un deseo
sólo conjugable en presente indicativo. Gustaba de imaginar, a modo de lo que
vendrá, pieles yuxtapuestas en mares de escorzos, imágenes ocultas en entrañas
de hoy que no hacían más que crecer, y que conformaban su único presente
posible y su futuro imperfecto.
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