martes, 13 de mayo de 2014

SALIR


Se decidió por fin a salir, sin saber que afuera le esperaba un amor muerto, y un mar muerto, y que, saturado por la humedad, se iba a ver forzado a navegar, una noche sí y otra también, en el vacío de una burbuja. Nada sabía tampoco del ir y venir de las chusmas espectrales de dioses de barro y harapos en las tardes de silencio purísimo, ni de que se acostumbraría al sabor de las ráfagas de espinas en los mediodías de estricta necesidad. Salió a intentar ser hombre, y no hubo forma.

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