Caídas de ninguna parte, las palabras tratan de encauzar el azaroso
hecho irracional. Pero las emociones se resisten, los sentimientos se hacen los
locos, y así no hay forma. Prueba entonces a mirarte en el espejo. Lo normal es
que espejo te devuelva la sucesión de milagros en la que te has convertido,
prodigios concatenados uno detrás de otro que se resisten a ser descritos en
términos de procesos y sistemas. Y hacen bien. Sabes que no hay quien te
entienda. Y haces bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario