lunes, 13 de abril de 2015

SÁNDALO MELANCÓLICO


El aroma a sándalo melancólico que reinaba en la habitación servía para ablandar la carne, su carne, y para convertirla de paso en una materia más sensible al cambio. Pero no todo era atmosférico. Su rostro de satisfacción inconsciente era también reflejo de quien, en la quietud de una tarde casi estival, ha ejercido su derecho al sexo y a la siesta.

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