jueves, 2 de abril de 2015

MIGRAÑA


Fuerte y listo como era, tenía sin embargo la fea costumbre de dejarse robar las esperanzas con una facilidad pasmosa. Bastaba la más mínima contrariedad, el más leve chantaje, para que abandonara cualquier tentativa de batalla. Fácilmente maleable desde el punto de vista emocional, parecía como si sus deseos murieran antes de nacer. Pero no era así del todo. En realidad sus deseos, que eran muchos, se almacenaban levitando en su córtex cerebral. Había incluso algunos, los más densos, que con el paso del tiempo llegaban a formar vaporosas nubes de deseos que llegaban a condensarse en las capas más altas del cráneo procurándole insoportables dolores de cabeza.  Nunca dieron con el origen de la espantosa migraña.

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