miércoles, 1 de abril de 2015

BUENOS TIEMPOS


Quién no añoró alguna vez aquellos buenos tiempos en los que para volar bastaba con anudarse una toalla al cuello, tumbar el cuerpo sobre una mesa y extender los brazos en el aire; tiempos hermosos esos en los que volar, dije volar, era lo natural. Luego las cosas se tuercen y se llegan a vivir momentos miserables, como los que acontecen cuando la gloria de uno es razón suficiente para el sufrimiento y la muerte de muchos. Ahí más que nunca, en esos momentos de pura ignominia, conviene no olvidar que hubo un tiempo en que pudimos volar con solo proponérnoslo.

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