sábado, 4 de abril de 2015

LA CALLE DE LA AMARGURA


O hice aquello que tenía que hacer, en cuyo caso no me acuerdo, o no hice lo que tenía que hacer, cuestión ésta que tampoco recuerdo. Así las cosas, la única certeza a la que puedo agarrarme es que no recuerdo si hice o dejé de hacer lo que tenía que hacer. También podría jurar que estos desdichados olvidos, aparentemente libres de conexión unos de otros, me traen por la calle de la amargura. Me olvido de mis olvidos. Ahora, por ejemplo, lo que no recuerdo es qué es eso que tenía que hacer y no hice –o hice-, que era lo que al principio no recordaba. Por cierto ¿por dónde quedaba la calle de la amargura?

No hay comentarios:

Publicar un comentario