El diosito de aquellas tierras secas nunca llegó a hacerle santo,
pero lo cierto es que con los ojos cerrados cualquiera puede llegar a ver
muchas cosas. Hoy por ejemplo, entornó los ojos y se vio dirigiéndose a ella
con propiedad para decirla algo así como que ya sé que usted nunca me va a
decir nada, y por eso no más se lo digo yo todo. Otras veces soñaba con los
ojos abiertos, o pensaba sin soñar cosas imposibles, que no sé qué es peor.
Pensaba por ejemplo que lo mejor sería dejarse morir de una vez por todas en
los brazos de esa mujer de tacos altos y cerrada en negra. Dejarse morir. Así
sin más.
miércoles, 30 de septiembre de 2015
lunes, 28 de septiembre de 2015
NUCA TATUADA
Ahíto
de nada, lo que se dice lleno a rebosar, se dispuso a sortear la perenne
lealtad de las espinas y, aprovechando la bajamar, a calafatear bien el alma
para cubrir a nado la distancia que media entre la realidad azul cinabrio y un
anhelo que, al apagar la luz, crecía entre sus brazos. No acababa de poner pie
en la otra orilla cuando el aire se pobló se instantes. La última imagen que
pasó por su cabeza, incomprensible como tantas, fue la de una nuca tatuada de
flores negras donde parecían libar una pareja de colibríes.
domingo, 27 de septiembre de 2015
FUERA DEL MUNDO
No sabría decir cuando ocurrió, pero lo cierto es que llegó un momento en que se sintió fuera del mundo. Lo que fuere, fuere lo que fuere aquello que sucedió, no fue doloroso. Ni se dislocó, ni se quedó sin aliento. Nada. Piensa, porque algo hay que pensar, que quizás se debió a que ya de pequeñito tenía la fea costumbre de ir recopilando de aquí y de allí trocitos de luna que amontonaba en su interior, de modo que con el transcurrir del tiempo aquello que llamaba su alma tenía aspecto de una geografía bella pero imposible. El caso es que, así las cosas, llegó un momento en que no le quedó otra que cambiar de mundo.
sábado, 26 de septiembre de 2015
LA HABITACIÓN
Por fin ponía un pie en la habitación del mítico hombre hipoteca.
El habitáculo era angosto y circular. Había una pila, un colchón y un retrete.
Y libros. Muchos libros que hacían las veces de poyetes sobre los que sentarse.
Encontré también lo que parecía una ventana pintada sobre el techo y cegada por
si las moscas a fuerza de tablones y clavos, que éstos sí eran de verdad.
Afuera, en el pasillo que hacía de distribuidor, no quedaba nada. Apenas si el
retumbar de unos latidos en la oscuridad.
viernes, 25 de septiembre de 2015
HOY SE BEBE
Se escurría el aguardiente por los mentones y las jetas pobladas
de púas, al tiempo que los ojos se iluminaban como poseídos por la energía de
mil soles. El aguacero caía sobre sus camisas, pero eso era lo de menos. Hoy es
viernes, hermano. Hoy se bebe.
jueves, 24 de septiembre de 2015
EL CRISTAL DEL AUTOBÚS
Observaba con aparente detenimiento cómo las imágenes se
estrellaban contra el cristal del autobús, pero su mente estaba en otro sitio.
Imaginaba la manzana de Newton, o la luna, o la luz del Sol, o un perro, pero
no el perro de Poussin sino un perro vulgar, un perro discreto y mundano de
esos que al verle nos hace creer que sólo hay un mundo y un perro en el mundo,
un perro cantor que ladra a la luna como lo haría un toro enamorado o como lo
haría un hombre enajenado por una dolorosa obsesión. Se pasó de parada, cambió
de línea y de ciudad, mudó sin darse cuenta de mundo, pero allí seguía,
observando con detenimiento cómo las imágenes se estrellaban contra el cristal
del autobús.
miércoles, 23 de septiembre de 2015
SIN NOMBRE
Sin
nombre y con la lengua atada al sexo, vaga con pies cansados a través de un
valle de extraña negrura. Un viento misterioso le sostiene al borde mismo del
abismo, pero hasta allí le llegan las marañas de sueños plásticos embalsamados
al vacío, y un dolor como de hambre vieja impropio de él. Despierta, por fin,
con unas ganas enormes de llegar a casa, cerrar la caja de los gusanos
encefálicos que empañan el entendimiento, y llenarse de besos.
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