A
su imagen y semejanza, lo que se dice justito a su medida, así fue creado él.
Omnipotente en su dominio de la ciencia y la tecnología, inmutable en el dolor,
autosuficiente en sus quehaceres, artista y creador siempre lleno de gracia,
eternamente fiel, infinito en su soberanía y hasta justiciero si es que llegaba
el caso, sólo le faltaban las dosis necesarias de amor, bondad y misericordia
para llegar a ser un buen chico.
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