miércoles, 30 de septiembre de 2015

SIN MÁS


El diosito de aquellas tierras secas nunca llegó a hacerle santo, pero lo cierto es que con los ojos cerrados cualquiera puede llegar a ver muchas cosas. Hoy por ejemplo, entornó los ojos y se vio dirigiéndose a ella con propiedad para decirla algo así como que ya sé que usted nunca me va a decir nada, y por eso no más se lo digo yo todo. Otras veces soñaba con los ojos abiertos, o pensaba sin soñar cosas imposibles, que no sé qué es peor. Pensaba por ejemplo que lo mejor sería dejarse morir de una vez por todas en los brazos de esa mujer de tacos altos y cerrada en negra. Dejarse morir. Así sin más.

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