Aún a pesar de vivir rodeado por multitud de hechos de apariencia
hostil, de caricaturas monstruosas surgidas de lo peor de su psiquis, sus ojos
emitían una luz limpia, quirúrgica, que le permitía mirar el flujo rutinario
del universo con las dosis justas de condescendencia y compasión. En los días
malos, encontraba refugio en un silencio de origen desconocido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario