sábado, 19 de septiembre de 2015

ENTRE EL AIRE Y LA LUZ, SIMPLEMENTE OBSERVABA


Vivía en la espera más absoluta. El origen de tanta magnanimidad en el tratamiento del tiempo sólo podría explicarse a través de un concienzudo análisis a propósito del sufrimiento humano, estudio éste que no ha lugar en estas líneas. Lo cierto es que ese afanarse en las insondables dimensiones de su tarea, ese vivir permanente absorbido en sus pensamientos, aportaba a sus gestos una cadencia y una plasticidad envidiable en opinión de aquellos que tuvieron el privilegio de conocerle. Colgado entre el aire y la luz, simplemente observaba.

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