jueves, 17 de septiembre de 2015

LA GESTIÓN DE LA IRA


El furor de la danza inmóvil protagonizada por el rocío, en contraste con la saña de unos náufragos difuntos que ya no eran sino despojos de sí. Esa era la imagen que quedó en mi cabeza. Más tarde pensé que a los náufragos y al rocío les unía una carencia severa de bitácoras y astrolabios, y un frenesí de dicción húmeda que, de seguir así, desembocaría inevitablemente en la mudez más estricta. En fin, témome muy mucho que, más allá del sueño, las atávicas endorfinas encargadas de la gestión de la ira estén haciendo un trabajo lamentable.

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