Tiempos tristes estos, en los que los gañanes andan de barbecho en
barbecho, y las lágrimas descargan como latigazos sobre los famélicos
descampados. Ocurren tantas cosas en tan poco tiempo, o tan pocas en tantísimo
tiempo, resulta todo tan exagerado, que sólo las almas y los brazos fuertes son
capaces de echar pa’ delante, consigo y con el mundo, y logran al fin gestar su
fruto.
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