Pasaba las horas muertas tiznando su alma
con lecturas que no le hacían nada bien, de modo que ya no le cabía deuda
alguna de que las dudas se pagan, y de que era así, merendándose los inviernos,
como se alumbra el futuro. En fin, que terminaba un día sí y otro también como
empezaba: bastante confuso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario