Dislocado
primero por la razón, y clausurado después por ella, decide cauterizarse
preventivamente a base de ungüentos de cariño no vaya a ser que no exista una
causa racional que sustente cada cosa que sucede, que no exista, pongamos por
caso, una razón explique la desnudez y la cochambre que lo rodea. Se adentra en
el irracional perímetro de la M30, respira el aire que mata, y se dispone a
saciar, una vez más, su sed de mentiras.
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