Morfológico
de natural, sintáctico siempre que puede, se le nota empero muy cómodo en los
asuntos del significado, allí donde crece la melaza y el imán de la entropía
hace de las suyas. No es de extrañar que, así las cosas, busque un día sí y
otro también la diagonal de morfemas que le sumerja en la palabra, le asista a
modo de inspiración durante el sacrificio del vino, y le permita participar en
ese festín de cuerdas que, en un alarde de codicia, se afinan a sí mismas. Lo
que sea, con tal de dar sentido al minuto siguiente.
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