Iba a morir. Lo vivido pasaba ante sus ojos a una velocidad de
vértigo, se sucedían sin cesar escenas más o menos absurdas, más o menos
transcendentes, y pareciera como si, por primera vez, todo estuviera conectado,
todo tuviera un sentido. Chispas de felicidad aparecían y desaparecían pero, en
general, le agradó comprobar que no se trataba de un bodrio de película.
No hay comentarios:
Publicar un comentario