miércoles, 2 de diciembre de 2015

LA GALLERA


Antes de reventar, una amalgama de presentimientos oscuros fue tomando posesión de los lugares más ocultos de su cuerpo, conformando una región sin tiempo en la que se palpaba el peso de la soledad. Pues bien, hacía ya mucho que el escándalo de la gallera había llenado la mañana, cuando se le oyó estallar a él, a él que era de todo menos un gallo, en sollozos que parecían interminables. Más que de llanto, que lo era, se trataba de preguntas huecas, retóricas, dirigidas al aire, a los árboles, a nadie.

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