martes, 27 de abril de 2010

AQUELARRE INÚTIL

Al amor del fuego se contaban secretas historias de gentes que nunca supieron amar y que tenían los labios resecos y llagosos, decían los viejos del lugar que por la falta de besos que los lubricaran. Eran historias tristes en las que los contertulios terminaban cocidos por calenturas que en forma de vaho subían del bajo vientre y se expandían por todo el cuerpo. Al despertar, tenían la costumbre de refregar sus parte pudendas en la corteza de los grandes árboles al tiempo se embadurnaban los rostros con emplasto de piel de conejo y sus inmensas gargantas invocaban el sagrado nombre del príncipe Belcebú. En las noches sin luna bastaba con cerrar los ojos para oler su miedo. Otro año más de aquelarre inútil. Otro año más de oscura soledad.

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