lunes, 19 de abril de 2010

SOMBREROS LLENOS DE ALCACHOFAS

La cubierta dura y cerrada de aquel viejo libro apenas si lograba mantener a raya a la manada de lobos hambrientos que pugnaban por escapar de él. El futuro tiene enemigos poderosos, de ahí que los ojos del mundo asistieran atónitos a los manejes y tejemanes, a los tratos y hasta los retratos que se gastaban aquellos que habían sido poseídos por el vicio de la trama y se afanaban en abrir la puerta a la aventura del terror. Todo eso acontecía, según mi modo de ver las cosas, en los ojos de aquellos que veían, mientras una extraña luminosidad reinaba en aquellos otros ojos que no querían ver. Tarde, mal y nunca, las largas sombras se adueñaron por fin de las marismas y la unión de todos aquellos que mantenían incólumes su amor al mar y los sombreros llenos de alcachofas nada pudieron hacer por evitar el desastre. Finalmente, el libro se abrió de par en par y los monstruos vestidos de razón se hicieron dueños del aire.

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