jueves, 15 de abril de 2010

SABEMOS LO QUE NO ES

Sabemos lo que no es. Sabemos por ejemplo que ni es definible ni es infinito, sin que por ello podamos afirmar con rotundidad que sea indefinible o finita. No es abismo y no es desierto. Lo que sea es tejido por múltiples personalidades y su resultado es un aliento ebrio y maloliente en permanente movimiento, todo mezclado de fuertes dosis de orgullo y de santidad mal entendida. No viene a cuento preguntarse si es dios o si es diablo porque resulta de sobra conocido que es dios y diablo a un tiempo. No es hierro doblegado a martillazos ni suele aparece entre los suyos con estrafalarios ropajes de PDF. Su nombre no tiene forma. No resulta contradictorio ni siquiera cuando adopta aspecto de sol que oculta las nubes o de hojas que incansables soplan los vientos. A veces pensamos que sabemos lo que es, y es entonces cuando la cagamos.

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