Alcalinoterreo de pura cepa, la espesura de sus células de litio parecían compuestas de materias sonámbulas que rompían la noche construyendo colores imposibles y huesudas catedrales de sal. De estatura ciega y glacial, negra de corazón, se alimentaba de nutrientes de sombra muda y despojos de mensajes cuyos restos iban a parar a la escombrera de sus párpados caídos. Así y todo, la necesitaba.
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