viernes, 8 de marzo de 2013

CICATRICES


Fue un alba de cicatrices mezcla de cal y vino la que tuvo el dudoso honor de despertar el indefinible vacío de la gangrena, pero fueron sus ojos, trocitos de cuarzo despedazados con sabor a lagrimal, los que se apercibieron el advenimiento de la piedra exterminadora. Constatada la agresión, la brújula marcó un nuevo rumbo y el tiempo se detuvo a descansar.

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