Que
el comienzo resulte algo espeso poco o nada dice sobre la naturaleza de aquello
que comenzó. Salvo en su caso. El caso, en su caso, es que nació sin
compromisos pero a destiempo, como quien dice a contratiempo de casi todo,
razón por la cual su sino consistió en dedicar buena parte de sus días y la
totalidad de sus noches en intentar reajustar el tiempo vivido, su ritmo vital,
a un devenir de sucesos que acontecían en el mundo y con los que nunca terminó
de congeniar. Así las cosas, las jornadas resultaban agotadoras y el producto
del vivir, medido en satisfacciones y gozos, más bien escaso.
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