Perdida la distancia notaba a su alrededor cómo se le encogía el tiempo, su
tiempo, y el mar y los recuerdos se le antojaban más lejanos cada día. Quedaba
aún el regusto por la alcachofa con aceite, el coraje por la injusticia, el
trajín de los gatos en el jardín, el sentir de algunas cosas misteriosas que a
los demás les pasaban recibidas, y alguna vieja fotografía que, en reposo
permanente sobre la repisa de la chimenea, pareciera tener un cierto aire a
cosas de otra galaxia.
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