domingo, 31 de marzo de 2013

POR LA INTEMPERIE DEL TIEMPO


De la inmensidad dormida de sus ojos emanó una terrible luz, que fue nido de lluvia, charco eléctrico y fuego triturado. Pero eso fue de joven. Más adelante pudo observar cómo del hueco ausente de su boca negra, toda llena de sangre negra, escapaban escalofríos de hierro que enmudecieron el cielo. Años después del no ser, su calavera apenas si parecía una piedra de sol antártico horadada por la intemperie del tiempo.

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