domingo, 19 de enero de 2014

LA EPIDERMIS DEL ARTE


Nunca pensó en conducir su vida por los vericuetos de la vida bohemia, y mucho menos en pasar penalidades por ello, pero aun así le llamaban artista. Es verdad que siempre tuvo una gran respeto y admiración hacia el trabajo de los artistas, aunque personalmente le resultaba un poco fatigoso estar todo el día trajinando de obsesión en obsesión y de obra en obra. No le importaba permanecer en la epidermis del arte sin perder, eso sí, la categoría social ya conquistada, con tal de no soportar el plúmbeo peso del esfuerzo.

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