miércoles, 1 de enero de 2014

MUJER-PÁJARO

Llevaba una buena temporada buscando alguien que le diera una oportunidad para morir, pero finalmente se cansó y, justo cuando había cejado en su búsqueda, conoció a Elena. Fue una mañana de mediados de noviembre, en la Plaza Mayor de Salamanca. Su semblante era el de una mujer-pájaro con las alas que parecían rotas; el reflejo del cielo neblinoso y húmedo sobre sus ojos aumentaba un aspecto que, ya de por si, resultaba profundamente melancólico. Le invitó a volar muy alto para luego caer juntos, y él aceptó.

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