lunes, 14 de abril de 2014

DESDE TEXAS A LA PATAGONIA


Su mundo y él, ambos dos, amanecieron oscuros y fríos, huérfanos de piel, después de que la noche sembrara sus dudas y de que una luz mortecina amenazara con dinamitar el heroico reducto de sus esperanzas. En un instante, todo cambió. Fue la perspectiva. Una nueva perspectiva. Se abrió la ventana y la vio abajo. Él habitaba una especie de bóveda celeste y ella estaba abajo. Grande, hermosa, nueva... Soñaron de todo, se dijeron de todo y, al terminar, dejaron en el éter un rastro de gozo en forma de miel y sangre fácilmente perceptible desde Texas a la Patagonia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario