sábado, 12 de abril de 2014

LOS AUTOBUSES FUNCIONABAN


Los teléfonos dejaron de funcionar, internet se colapsó, los satélites no emitían más que tonterías y así, sin whatssap, huérfano de skype, con el viber mudo y sin un me gusta o un triste correo que echarse a la boca, se fue muriendo de pena. Con sus ojos bajo el influjo de un terrible aguacero, echaba en falta esa clase de impudor telemático que le sentaba tan bien. Hay que decir también que, si bien aquella acumulación de calamidades dejó en su alma un aire enrarecido, no tardó mucho en encontrar la manera de seguir disfrutando de la felicidad que supone sentirse amado. Los autobuses funcionaban, y se fue a verla.

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